Siete minutos...

Siete minutos de meditación...
la experiencia en el ambito de la meditación me ha llevado a pensar en este concepto de los siete minutos. Quizás siete minutos sea el minimo espacio de tiempo que necesitamos para reconducir nuestra mente  a la tarea que estemos realizando atravesando previamente un fecundo silencio y una provechosa quietud; es un breve espacio de silencio meditativo que funciona de descanso y de siembra. Es verdad que para aquellos que estan hechos a la meditación siete minutos es un tiempo demasiado breve; por ello aqui lo planteamos como un espacio sencillo y de no podríamos concebirlo como un momento de meditación profundo sino como un momento para reorganizar el pensamiento y la energia interior buscando potenciar a ambos. Algo así como beberse un té o salir a tomar el aire.

Este breve momento meditativo puede potenciar nuestras actividaes a la vez que educamos nuestra mente a focalizarse.

s i e t e  m i n u t o s  es un espacio lo suficientemente breve como para no apartarnos del todo de la actividad que estemos realizando pero lo suficientemente extenso como para meternos por un momento en el gusto de saborear la quietud y silencio. Además puede seervir como paso introductorio a una experiencia meditativa más profunda.


El video que acompaña este espacio lo monte con planos de la ciudad, otras del lugar y la vela que suelo utilizar para meditar y con grabaciones de los cuencos tibetanos que yo mismo he tocado. El vídeo es una guía conductura para realizar un breve stop en medio de las actividades cotidianas brindandonos a la meditación. Siete minutos se estructura en 3 momentos; 1.- el ruido de nuestra mente 2.- la calma del mundo exterior. 3.- el mundo interior.
Este video funciona a manera de guía que nos conducirá en los primeros pasos de la meditación.

Sentados ya en posición de meditación; en un espacio silencioso comenzaremos este breve ejercicio. Con las imagenes iniciales asumiremos el ruido exterior que nos rodea. Asumiendo esta realidad nos conducimos hacia el hecho de que no todo lo que nos rodea es ruidoso e invasivo; la vela junto al sonido del cuenco nos inducirán en un primer momento meditativo. Focalizando nuestra mente en el movimiento de la vela y en la profundidad del sonido.

El tercer momento nos llevará a cerrar los ojos e intentar asumir el nuestro mundo interno; establecer un contacto inicial con la quietud de la mente ( que estará focalizada en la respiración) y así tambien con la quietud del cuerpo. Esta breve experiencia funciona como paso introductorio para meditaciones más extensas y provechosas.


Además podemos realizarla como ejercicios cotidiano intercalandola en nuestros quehaceres diarios.